martes, 23 de febrero de 2016

DEFINICIÓN


La Química Orgánica

Tradicionalmente, muchos autores coinciden en denominar a la Química Orgánica como “La Ciencia que estudia las estructuras, reacciones y síntesis de los compuestos del Carbono”. No obstante, esta definición puede resultar algo imprecisa, ya que con el paso del tiempo la clara y continua línea divisoria que surgiera inicialmente dividiendo a la Química en dos ramas: Química Orgánica y Química Inorgánica, se ha difuminado profundamente como consecuencia de las cada vez más frecuentes interrelaciones mutuas. De hecho, hoy en día podemos hablar de una amplia zona común en la que tanto químicos orgánicos como inorgánicos trabajan juntos.

Hasta la fecha se han sintetizado un número muy elevado de compuestos orgánicos – unos 500.000 hacia 1940, varios millones en la actualidad y el número crece exponencialmente con el número de años– mucho mayor que el de los compuestos inorgánicos conocidos.
El campo actual de trabajo de la Química Orgánica es muy vasto. Por un lado, resulta esencial para la comprensión de la vida y sus procesos. Pero además, interviene en la elaboración de la mayoría de los materiales importantes que el hombre fabrica y utiliza en su vida cotidiana, como en el caso de los fármacos y medicamentos, o los materiales poliméricos (plásticos, fibras, reinas, etc) a los que hemos acomodado nuestra existencia, y sin los que difícilmente podríamos comprender nuestra vida actual. La industria química utiliza como fuente natural de carbono el gas natural, el petróleo o el propio carbón mineral. Sin embargo, la naturaleza es algo más sofisticada, utilizando dióxido de carbono como materia prima para la elaboración de las complejas unidades estructurales carbonadas de origen biológico, a través de procesos fotosintéticos que darán origen en las plantas a las primeras cadenas hidrocarbonadas, que a su vez, pasarán a formar parte de los ciclos metabólicos de herbívoros y del propio hombre. La elucidación de estas estructuras orgánicas de origen natural y el estudio de sus reacciones y mecanismos de interconversión nos han permitido explicar adecuadamente las transformaciones biogenéticas que ocurren en un ser vivo, así como la producción y consumo de grasas, carbohidratos y proteínas que tiene lugar en nuestro organismo.


La reproducción, el desarrollo y envejecimiento, y la propia muerte de un ser vivo pueden ser considerados, “científicamente hablando”, como simples transformaciones entre compuestos orgánicos, que tienen lugar en unas condiciones de gran ordenación y complejidad. A pesar de que el arte experimental de los químicos orgánicos ha desafiado los secretos del conocimiento del comportamiento de los seres vivos, la naturaleza conserva todavía muchas sutilezas, como la actividad bioquímica de las sustancias naturales orgánicas, de cuyo mecanismo de actuación se conoce bien poco. Por ejemplo, en el mecanismo desencadenante del comportamiento sexual de muchos insectos, por la presencia de trazas –con frecuencia no superior a unas pocas partes por millón– de feromonas cuya estructura es a veces tan simple como desconcertante su efecto.

En la época actual, la química orgánica lograra sintetizar gran variedad de compuestos naturales o artificiales, para usos en la industria, en la medicina en el transporte, hasta el punto que se han conseguido entre otras, la síntesis de sustancias tales como la insulina, hormona secretada por el páncreas que regula el metabolismo de los azucares, utilizada en el tratamiento de la diabetes. Se han sintetizado además numerosos materiales plástico para diferentes usos y la primera vacuna sintética, contra la malaria, elaborada por el médico Colombiano Manuel Elkin Patarroyo y su equipo de colaboradores. Parte muy importante de la investigación se dirige hoy en día hacia la síntesis de nuevos materiales con propiedades específicas para solucionar problemas concretos y mejorar la calidad de vida de la humanidad.

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